domingo, 8 de enero de 2012

El niño.

La ira arrasó, pero el corazón dominó.
El pensar hundió, pero la luz salvó.
La oscuridad iluminó, pero el destino se mostró.
La hipocresía dañó, pero el amor revivió.

Los días de aquel niño transcurrían.
Su pasado era apto para impresionar.
Su valor, único y de admirar.
Su determinación inigualable.

Pocos saben lo que sus ojos han presenciado.
El dolor no lo ha ni atrapado.
Pues el sabe lo que está esperando.
El es más de lo que se ha escuchado.

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